Hay días de todo. Hay días que, al levantarse, el mundo está hecho para comérselo. Las ideas fluyen, las energías se renuevan, los propósitos parecen recién estrenados y todo confluye para poder realizar tu pasión en la vida, y de disfrutarla, disfrutar la vida porque parece un regalo.
Hay otros días en cambio, en los que parece que la cama es el único refugio para protegerse. La energía que el descanso tenía que recuperar no existe, no, ni gota de energía. En la que los miedos y los «pero» invaden el cuerpo y quedarse paralizado es la mejor opción.
Y nuestros días los vivimos acompañados, sea por la pareja, padres, hijos, amigos, amantes, compañeros de trabajo… Todos ellos son acompañantes de nuestras vidas, que con sus acciones, comentarios y energía nos influyen a tomar decisiones, a realizar actos que afectan a nuestra vida, y a las suyas. Famosa es la frase de «en la vida hay personas que suman, y otras que restan» y no podría ser más verdadera. Las personas que con sus palabras y acciones suman a nuestra vida, la enriquece, la nutre, la reta de manera favorable. Yo suelo identificar a estas personas cuando recordando la conversación con ellas me asalta al pensamiento la expresión «qué gustazo da hablar con ella». Es tanta la energía que transmite, que los problemas que puedas tener parecen diluirse, minimizarse, volverse un reto interesante y hasta resolverse fácilmente. Son personas que aportan, no es necesario que digan las soluciones concretas a situaciones problemáticas que acontecen, son personas que dan el apoyo necesario y creen lo suficientemente en ti para que tú creas en ti mismo sin dudas.
Si leyendo este artículo te viene a la mente personas de tu entorno te felicito de corazón, porque tienes un tesoro incalculable.
Si por el contrario lo que sueles encontrar en tus conversaciones con tus allegados son quejas, infravaloraciones, connotaciones despectivas, opiniones sin valor resolutivo, siento decirte que en tu entorno hay personas que restan. Sí, restan en tu vida, absorben la energía, la empobrecen, la ensombrecen; no hay situación más desfavorable que la de darse de bruces con el mismo muro sin alcanzar la cima de él y superarse. Estas personas no están dispuestas a vibrar ante retos de superación y no superarse cada día es lo más descorazonador que puede acontecer.
Es posible que estas personas de tu entorno no sean conscientes del efecto que sus palabras y su energía tienen en ti. Es muy probable que sus patrones de pensamiento y conducta vengan impuestos en la manera en la que han sido criados, lo que han normalizado en su entorno desde la niñez. Debes ser consciente de que en muchas ocasiones sus comentarios y actos no los hacen para boicotearte, o al menos, no de manera consciente. Por eso, te invito a que si hay suficiente confianza con esas personas que en tu día restan puedas hablar con ellas de cómo te sientes cuando recibes pensamientos negativos por parte de ellas. Quizás os deis cuenta de que sus reticencias y sus miedos son los que hablan por ellos, y desde el amor hacia ellos mismos y hacia ti sean capaces con el tiempo a revisar el porqué de su negatividad. Quizás descubras que la persona en cuestión necesita boicotearte para sentirse mejor consigo misma, esto es habitual en los patrones tóxicos. Sí, tienes una persona tóxica en tu vida. No te alarmes, no eres la única persona que se rodea de este tipo de personalidades. Siéntete alagado porque tu luz interior los eclipsa y tienen la imperiosa necesidad de apagarte para que ellas se sientan mejor consigo mismas. Siéntete alagado unos minutos y después muévete, no esperes a que esas personas te apaguen completamente.
Siéntete libre de expresar, si así lo deseas, cómo te sientes cuando recibes sus comentarios, sus energías y como notas que la relación con ellos resta calidad de vida a la tuya.
Y muy importante, que en tu relación con esta persona (sea familiar, de pareja, de amigos…) os deis la oportunidad de hablar de ello, pero no significa que se pueda resolver. Hay patrones de conducta muy arraigados en las personas, personalidades tóxicas patológicas, que no van a querer cambiar. No te quedes con ellas con el propósito de sanar a la persona a costa de tu integridad emocional. Ella tiene que sanar sus patrones tóxicos porque así lo desea, no porque tú se lo pidas. Si te encuentras en esta situación aléjate de esa relación. Te animo a que la dejes ir, deja ir esa relación que tanto resta en tu vida, que es un lastre para que crezcas y disfrutes plenamente de las relaciones.
¿Quién te rodea más, los que suman o los que restan? ¿Has dejado ir alguna relación que resta? ¿Te has dado cuenta si alguna vez usaste patrones tóxicos con alguien de tu entorno?
Gracias por pasarte a leer, siéntete libre para comentar.