
Hoy vengo con un temita controvertido... Hoy voy a cavar mi propia tumba porque te voy a explicar porque no me gusta el cuento “El monstruo de los colores”
¿Que me estoy jugando mi integridad criticando un bestseller infantil? POR SUPUESTO ¿me gusta el peligro? En realidad no... pero es que ya no me aguanto más.
Así que si quieres conocer las claves para estropear, o no, un cuento dale, al play o sigue leyendo.
Pero empecemos por el principio que esta historia de amor-odio empezó hace tiempo.
Otoño de 2016: fui a buscar a mi hijo del jardín de infancia. Esa mañana habían explicado el cuento “El monstruo de los colores”, y lo habían “trabajado”. Mi hijo vino a mi feliz y emocionado porque en la mano llevaba un recorte de papel todito pintado de azul, su color preferido (ropa, mochila, superhéroes). A medida que se acercaba reconocí que el papel era la cara del monstruo de colores, ceño fruncido y lágrima en el ojo, mientras su profesora me decía en tono apesadumbrado: “podían escoger el color que quisiesen y él ha escogido la tristeza”… Estupefacta me quedo con su comentario.
Invierno de 2020: Un día cualquiera. Estoy acompañando a mi hijo pequeño al lavabo. Sabes que esos momentos son profundos y filosóficos, a pesar del olor. Mi hijo pequeño me dice que su color preferido, el azul, es “para llorar”. El azul es para llorar… su color preferido sirve para llorar el azul es triste, el azul da pena, el azul es para llorar…
Y sí, lo admito, esta cruzada es por defender el color preferido de mis hijos… y el mío durante muchos años.
El azul no es triste, el azul no es triste, vale?!
Y esta ha sido la principal razón por la que estoy haciendo este vídeo. Porque educadoras distintas, en distintos centros educativos, han estropeado el cuento. Porque para hacer este vídeo me he dedicado a ver vídeos y tutoriales sobre este cuento y porque en muchos se cae en el mismo error.
Cómo trabajar las emociones con el cuento
Confundir el trabajo de las emociones con la comprensión lectora. Ese es el principal error.
Porque cuando pedimos a les niñes que reproduzcan lo que han asimilado del cuento no trabajamos las emociones, trabajamos la información que han retenido y la capacidad de expresarla en orden, tal y como la muestra el cuento.
Útil como lo que más, pero a cada cosa por su nombre. No estás trabajando las emociones, o al menos no como es necesario.
Ojo que no estoy diciendo que el trabajo de emociones que puedan hacer maestras y profesores no sea adecuado. Este vídeo no es para decir lo mal que se está haciendo y ya está, si no para renovar la visión del cuento y ayudar a cada profesional o mamá a plantearse desde qué perspectiva lo están trabajando: si desde la parte psicomotriz, la comprensión lectora o desde el trabajo de las emociones.
¿Y cómo trabajar el monstruo de colores y las emociones?
Pues de la única manera que se puede trabajar, dando espacio para que les niñes se expresen. Si quieres trabajar las emociones a partir del cuento me parece fantástico.
Pero, ¿y si en vez de clasificar los colores les ayudamos a que expresen las emociones a través de los colores?
En casa, por ejemplo, después de leer el cuento, o después de escuchar la frase de “el azul es para llorar” comento que el significado del color para cada persona. Les pongo mi ejemplo: para mi el azul, es la calma del mar, el relajante sonido de la lluvia, el cielo despejado y soleado… ¡¡¿cómo va a ser eso triste?!!
Para mi la tristeza es el gris, como los días eternos que llevan las nubes que presagian lluvia pero no acaba de llover, la ceniza de una hoguera que muestra lo que fue y no volverá a ser. Y siempre termino con esta frase “para mi es ese color el de la tristeza... ¿Y el tuyo?”.
Y créeme, no es necesario imprimirse el monstruo con sus caras para trabajar las distintas emociones, podéis animaros a sentir esa emoción, expresarla corporalmente y luego tomar un papel y colores y dibujar lo que se os antoje, como si es la hoja entera de un color.
Porque ahí estamos trabajando, no solo las emociones si no también la creatividad, la libre expresión de la emoción, de la espontaneidad.
El cuento que no se explica es necesario
Una de las cosas que aprendí en una formación como voluntaria de una biblioteca es que el cuento reposa en la mente de les niñes que lo reciben, que no es necesario trabajar el cuento, al menos no como lo entendemos.
La enseñanza, la historia que alberga cada cuento descansa y macera en el interior de cada niñe y su aprendizaje aflora cuando el cerebro está preparado.
Nos hemos acostumbrado a exprimir la parte pedagógica de los cuentos y con ello impedimos que les niñes puedan madurarlo por elles mismes, respetando su tempo.
Y que muchas veces, con este deseo de exprimir el cuento, nos perdemos la parte más importante del cuento, y es que entretiene. El cuento, principalmente, es una herramienta de ocio, un cuento es una breve pieza que entretiene.
Al igual que los libros de tu biblioteca no serán todos de trabajo u obras maestras complejas, de crecimiento personal o filosóficas. También habrá novelas ligeras, de humor, románticas o de ciencia ficción que te ayuden a elevar tu imaginación y despegarte de tu realidad por unos ratos.
Por eso te animo a que revises con tu hije su biblioteca ¿cuántos cuentos tiene que tienen esa función de entretenimiento? ¿Es mayor el número de cuentos pedagógicos? ¿Creéis que le falta algo a vuestra biblioteca?
El cuento como tratamiento
De hecho, quiero aprovechar este tema para compartir un debate muy interesante que surgió en un grupo de lectura infantil en el que siempre se pedían reseñas y sugerencias de libros que tratasen temas emocionales como la llegada de une bebé, gestión de las emociones, e incluso el duelo, bullying, prevención de abusos.
El debate vino cuando una persona sugirió que muchas veces detectamos un problema de salud mental y creemos que la solución es poner parches a base de buena voluntad por parte de la familia y el profesorado.
Pero a veces, la única solución es acudir a terapia. Y será perfecto, porque, sin duda, lo que hemos aprendido en 2020 es que la salud mental importa y que situarla en el lugar de importancia que merece es imprescindible.
Sentí que era buena idea compartir contigo esta experiencia y recordarlo, porque el cuento entretiene, y hasta educa y ayuda, pero no es suficiente cuando hay un verdadero problema de base.
Gracias por tu tiempo,
Siéntete libre para comentar.